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Oh amigos; hay amigos (Leandro Silva)


Mi primera experiencia como docente fue traumática, fue en el año 2010, hace exactamente una década, en el mismo lugar donde trabajo actualmente. En mi primer día frente a un curso, dos alumnos iniciaron una pelea en el aula de forma inesperada. Uno de ellos lanzó una silla que voló desde un rincón hacia el otro extremo de forma diagonal. Inmediatamente ocurrido este hecho me acerqué al lanzador de sillas para tratar de calmar su exaltación. El joven me ignoró rotundamente, pero gracias a otro estudiante que se le acercó y lo sacó de la sala, el conflicto se apaciguó. Cuando volvió el joven que me tiró esa especie de salvavida me dijo: "profe, usted tiene que ser autoritario, aquí no sirve ser amigo de los estudiantes". Habíamos estado viendo la película "La Clase" de Laurent Cantet, en la biblioteca muy tranquilamente, minutos antes del hecho de violencia ya mencionado. En la película ocurría un hecho similar, un joven tenía una actitud agresiva en la sala, pero ahí el ataque iba más bien dirigido hacia el profe, y eso provocaba un conflicto que al final derivaba en un proceso de sanción y de expulsión. En la película se realizaba una actividad pedagógica en que les estudiantes debían hacer un autorretrato, por esa razón yo les mostré la película, para que escribieran un autorretrato tomando ese modelo. Estábamos abordando formas básicas del texto expositivo y en la parte de la descripción de personas: el retrato. La pelea se había iniciado porque dos amigos que estaban sentados en el primer puesto junto al mesón del profesor, jugando entre bromas a pegarse combos (dormilones) en sus brazos, hasta que se fueron picando y pegando cada vez más fuerte, cuando ya estaban muy enojados se pusieron de pie y se miraron frente a frente como lo hacen los animales antes de atacar, antes que se iniciara la pelea, uno de los alumnos que nada tenía que ver en el conflicto, comenzó a gritarles para animarlos a pelear contra él, luego, al ser desafiado verbalmente lanzó la silla antes mencionada por aires en dirección a sus compañeros.

Narro esta vivencia iniciática por varios motivos que me importa desarrollar en este este breve texto: 

  1. La conflictividad
  2. La amistad 
  3. La autoridad

El conflicto que describí en el inicio me traumó positivamente, ya que sentí que poder ayudar a resolver este tipo de situaciones era algo que me motivaba, sentí lo que en la jerga profesional llaman: vocación, una especie de llamado de la selva. En aquellos años, me apasionaba leer a Derrida y toda la camada posmoderna de escritores de su círculo intelectual, su pandilla. En aquellos días a su vez, me encontraba escribiendo un trabajo en un ramo de mi licenciatura, Seminario de Literatura. Habíamos visto una película de Wim Wenders, Im Lauf der Zeit, y nos pidieron un ensayo al respecto. Para escribir ese texto leí varias cosas, entre ellas un par de capítulos del libro Políticas de la amistad, de Derrida, también La Universidad sin condición, del mismo autor. Recuerdo haberme obsesionado un poco con la figura Blanchot luego leer una especie de discurso fúnebre sobre su muerte. Dicho autor tiene un texto titulado La amistad, dedicado a Bataille, donde reflexionaba sobre la muerte de su amigo. En mis investigaciones, observé que Blanchot tuvo un giro político muy influido por su amistad con Bataille, se pasó de la derecha a la izquierda, hasta llegar a participar activamente del Mayo del 68. Dicho giro puede observarse en sus planteamientos en su texto La comunidad inconfesable, en que problematiza las obligaciones de la vida en comunidad. En la película de Wenders, cuyo título fue traducido como “En el curso del tiempo”, uno de los personajes protagónicos se encuentra al borde del suicidio, y su antagonista, con quien genera una sincera amistad, lucha contra esta voluntad.

A partir de este par ideas, me preguntaba:

¿Cómo abordar la conflictividad propia de las comunidades escolares sin aplicar una fuerte autoridad rayana en el autoritarismo?

¿Cómo contribuir al desarrollo de una amistad pacífica entre les estudiantes sin necesariamente ser su amigo? 

¿Está permitido ser amigo de los estudiantes?

¿Qué se puede hacer si un estudiante plantea intenciones de suicidio y uno siente que nos ofrece su más sincera amistad?

Creo que si de algo sirve la filosofía es para reflexionar y plantearnos preguntas que no tienen una fácil respuesta. Me gustaría esbozar una salida con unos versos citados por Blanchot en su texto sobre la amistad:

¿Qué ha sido de mis amigos? [...]

Veo que están demasiado esparcidos

No fueron bien sembrados

Y se han malogrado

Son amigos que se lleva el viento.

Quiero iniciar el cierre de esta reflexión escribiendo y abrazando a un estudiante que el año pasado intentó suicidarse y que gracias a una especie de milagro, aún sigue con vida. Este muchacho es para mí un gran motivo para seguir creyendo en la posibilidad y necesidad de amistad maestro-aprendiz. Creo profundamente en el desarrollo de los aprendizajes basados en los vínculos de confianza y respeto recíproco, me parece imposible que alguien aprenda algo significativo sin establecer un vínculo existencial socio-afectivo. Así mismo, hoy es absolutamente “normal” escuchar que los/las docentes no deben ser amigos de los estudiantes. 
Cuando nos hacemos parte de una organización política, de una orgánica social, los vínculos afectivos se vuelven prácticamente inevitables. Constituir un sujeto colectivo nos hacer parte necesaria de otros seres, lo que no implica que no habrá conflictos y que seremos felices por siempre como en una comunión mística. La dialéctica nos enseña que la negatividad de las relaciones es constituyente del ser, sin embargo, ¡oh amigos; hay amigos!

Hace poco un viejo camarada bilingüe escribió en este blog, desde aquí le dedico estas palabras finales de Blanchot:

El pensamiento de la amistad: creo que sabemos cuándo la amistad acaba (incluso si aún perdura), por un desacuerdo que un fenomenólogo llamaría existencial, un drama, un acto desafortunado. Pero ¿sabemos cuándo comienza? No hay flechazo de la amistad, sino más bien un hacerse paso a paso, una lenta labor del tiempo. Éramos amigos y no lo sabíamos.
Autor: Leandro Silva, Liceo técnico profesional Barón, región de Valparaíso.
El autor nos recomienda el siguiente video:






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Metástasis blog

Metástasis

1  comentarios

Buen texto, Es fácil verse reflejada en él, Tenemos todas y todos los docentes experiencias desde la violencia, la incertidumbre, la pena, la amistad, Es un universo paralelo, Una realidad alterna, un mini mundo el que se vive en la escuela

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