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Filosofía en la cueva (Dannay Zubicueta)

Las circunstancias actuales ponen en evidencia la importancia de una disciplina como la Filosofía, por su carácter racional y ante todo cuestionador. Sin embargo, cabe analizar también: ¿qué es lo que debe preguntarse la Filosofía hoy? Además, si sabemos que estas características son propias de lo humano, entonces ¿quién debe preguntar?

Hoy es el momento de que nazca en las personas comunes esta actitud cuestionadora que busca explicar el mundo a través de la razón, que no se conforma con las explicaciones que ya existen y que va más allá de las preguntas y respuestas que se nos dan. Lo que conocemos como "origen de la Filosofía" en la historia debe renacer y basta con ser lo que somos: asombrarse frente a lo que ocurre para preguntar con libertad y espíritu crítico.



La contingencia actual evidencia la necesidad de cambios. Debe cambiar la realidad, entiéndase sistema político, económico y social. Es decir, el modo en que nos organizamos y sobre todo la forma en que nos relacionamos, tanto entre las personas como con el entorno. Siendo así, es fácil ver que también debe cambiar lo que entendemos por pedagogía, escolaridad y docencia y lo que hacemos en esta dimensión. Es el momento, tal vez, de volver al origen de lo que fue la “escuela” en la antigüedad, antes de transformarse en un medio de control, antes del condicionamiento, cuando era un espacio para el desarrollo libre del pensamiento y el conocimiento. O tal vez, es el momento de pensar y crear una nueva escuela, desde la “crisis”. Con cada medida del gobierno de nuestro país, es inevitable pensar “todo es negocio”. Prevalece la preocupación y protección de la economía, principalmente del sector con el poder económico ¿Puede surgir algo así como la actitud filosófica, antes descrita, en un medio tan hostil, egoísta y competitivo? Hoy, como nunca, muchas personas, por motivo de la cuarentena tenemos "tiempo libre", tiempo de “ocio”, que es todo lo contrario del negocio. Un tiempo fuera de rutinas laborales, un tiempo que no trae ninguna utilidad, que no sirve para algo más porque es valioso en sí mismo, como la Filosofía, como las personas, como el amor. Un espacio libre y desconocido para la mayoría, presa de los tiempos del negocio, de las “cosas que hacer”, de las obligaciones y deudas. Estas preocupaciones no desaparecen absolutamente, claro, son la base del sistema que nos envuelve y que está presente como una sombra. Que genera intranquilidad, ansiedad o angustia, una cadena: cuentas por pagar, cosas que comprar, el trabajo, el «¿qué va a pasar después?»

Independiente de las cadenas, este tiempo que aparece, para algunas personas más, para otras menos, es tremendamente valioso. Es en este tiempo preciado de ocio y contemplación que despierta la genialidad humana, es el momento ideal para hacer nuevas preguntas y proponer nuevas respuestas, es el espacio ideal para que a través de la actitud filosófica surjan no sólo nuevas ideas respecto de nuestra realidad, sino también, de una nueva pedagogía.


Autora: Dannay Zubicueta Opazo, Profesora de Filosofía en el Lincoln College San Bernardo, Región Metropolitana.




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